«Ama el arte. De todas las mentiras es la menos falaz»

Gustave Flaubert


martes, 22 de noviembre de 2011

Media hora

'¡Indignaos!' (Destino)




Tan solo necesitamos media hora para indignarnos. Mejor dicho, para leer ¡Indignaos! (Destino), de Stéphane Hessel. ¿Motivos? Seguro que en Sol podrían daros más, teniendo en cuenta que el librito ha servido de inspiración (o eso dicen ellos) a un movimiento que ha tenido en un sinvivir a las fuerzas políticas durante varios meses. Yo, principalmente, lo leí por curiosidad. Porque me parecía sorprendente que aún hoy, de vez en cuando, aparezcan lecturas que puedan "inspirar" una especie de revolución. Y no fue hasta que lo terminé, cuando lo entendí todo.


La indignación es necesaria para ser felices. Porque es eso lo que nos lleva a hacernos preguntas y, sólo así, podremos encontrar las respuestas adecuadas. ¿Es justo? ¿Es ético? ¿Es moral? Algunos pensaréis que hablo de cosas de otro mundo, porque todos sabemos que hay ciertos términos que últimamente no están muy de moda. Pero ¿entonces? ¿Qué nos queda? ¿Cómo marcamos los límites de lo que se puede hacer y lo que no? Y no me refiero, ni mucho menos, a cuestiones teológicas. Simplemente, al buen gusto. No puedo amenazar a alguien porque no me ceda su sitio en el Metro, igual que no puedo escupir a alguien que pase a mi lado porque no me guste su abrigo, o como tampoco puedo taparme los ojos cuando veo alguna injusticia a mi alrededor. Si me diese igual, sería menos feliz. Al contrario de lo que puedan pensar algunos.


¡Indignaos!, independientemente de la ideología que uno profese, es una llamada a la acción y de atención. Pero no a una acción en un sentido temerario, violento o radical. Sino a una acción de pensamiento y, por supuesto, de conciencia. De conciencia social (otro término que también está de capa caída). Porque no nos puede dar igual que nuestros abuelos, nuestros padres, lucharan por una situación que nosotros no consideramos ni tan siquiera heredada sino realidad sin más. Lo hay porque lo es y punto. Pero eso es mentira. Todo es relativo y no podemos vivir sin memoria. Porque si nos olvidamos de ella, entonces no somos más que marionetas.


Leer a Hessel es como leer a Marx o el Manifiesto Futurista de Marinetti. Más allá de la política, de la implicación y todas esas cosas, este tipo de textos son necesarios para comprender un poco más el mundo. Sólo acercándonos a la causa, podremos intentar entender el efecto. Y luego posicionarnos. Aunque sea como meros conocedores de la historia. Y, al fin y al cabo, tan sólo necesitamos treinta minutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario