«Ama el arte. De todas las mentiras es la menos falaz»

Gustave Flaubert


miércoles, 16 de marzo de 2011

Rarezas y joyas

'Ella era Hemingway. No soy Auster' (Alfabia)


Hoy no hablaré de contenido, sino de forma. Porque hace unos días, intentando poner un poco de orden en mi biblioteca, me encontré con un pequeño libro de Enrique Vila-Matas,Ella era Hemingway. No soy Auster (Alfabia) del que me había olvidado por completo. Supongo que su diminuto tamaño (unos diez centímetros) y sus escasas cuarenta páginas fueron determinantes para no captar mi atención en un primer momento. Recuerdo haberlo comprado hace un par de años. Por aquel entonces, tras la lectura de El viento ligero de Parma(Sexto Piso) me había obsesionado con Vila-Matas, y me apetecía leer todo lo que había escrito, especialmente ensayo.

Al recuperar Ella era Hemingway. No soy Auster he sonreído. No sólo porque fuese como adquirir el libro otra vez sino porque, además, la edición me ha parecido encantadora. Y es que, los que amamos la lectura y hacemos de la literatura casi nuestra forma de vida, no nos conformamos sólo con ir a un centro comercial y adquirir un bolsillo del último best seller sino que llega un momento que cruzamos la diminuta línea que separa la bibliofilia de la bibliomanía y nos convertimos en auténticos depredadores de ediciones raras y especiales.

Supongo que no seré la única que piensa que, por mucho que ese invento llamado TIC se vaya adueñando poco a poco de nuestras rutinas, en el pasar páginas de un libro se esconde una magia implícita que nos hace ser más felices. Sobre todo, cuando los editores se esfuerzan por ofrecer al lector un (señor) objeto, y no un mero producto de fast culture.

Soy plenamente consciente de que, en los tiempos que corren (que parecen inspirados en la película del visionario Chaplin), no es el momento más adecuado para incitar a la compra de buenas ediciones pero, como mirar es gratis, ni la crisis ni la ministra de Cultura pueden impedirnos que dediquemos una tarde de librería en librería a contemplar lo maravillosamente bien publicados que están algunos libros. La edición, a mi modo de entender, también es un arte que (por suerte) no escasea pero con el que (por desgracia) tan solo unos pocos llegan a fin de mes.


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